Economía y Teoría del Error

En ocasión de repasar la problemática de las entradas anteriores con un docente amigo (gran docente él), me preguntó dónde encajaba la teoría del error en mi planteo. Si bien trabajamos sobre un modelo matemático, que luego va a poder ser contrastado con la realidad… Sinceramente, no sabría bien cómo ponderar el error en forma teórica, aunque sería muy sencillo hacerlo de manera empírica y estadística; debo confesar que el tema del error en modelos matemáticos movió algo en mi persona.

También me entregó un ejemplar de la revista Ciencia Nueva (el nro 15), la cual no conocía. Se trata de una revista de divulgación científica sumamente seria surgida en Buenos Aires en 1970, cuyo primer número trata la Máquina de Turing ¡Extraordinario!
En dicho número (15) se reproduce un extraordinario artículo de 1971 de Oskar Morgenstern llamado «La Economía ¿Es una ciencia exacta?» que aquí dejo a disposición: Oskar Morgenstern – La economia – 1971.

Si bien a 43 años de la publicación de ese artículo ya debería estar claro que la economía es una ciencia social, en ese momento se discutía seriamente si se trataba de una ciencia histórica, política, social o exacta. Apoyado en la incertidumbre de las mediciones, Morgenstern plantea que no fue fácil para la ciencia aceptar la idea de que el error es irreductible y que sería deseable que en las estadísticas presentadas en los trabajos económicos se acompañe el margen de error correspondiente.

Lo interesante de esto, es que plantea la incorporación de la informática a la economía o econometría como un paso natural que conlleva ciertos riesgos por las comparaciones imprudentes de magnitudes poco compatibles. Es ese momento el autor dudaba de la calidad de la clasificación de los datos económicos relevados.

Aún hoy en día es difícil trabajar en el ambiente empresarial (y en el gubernamental) con bases de datos que alberguen datos de calidad. Por experiencia propia y en lineas generales, la calidad de los datos económicos recabados en estas entidades deja mucho que desear.

Es notable el tratamiento que le da al PBI, la existencia de una cifra única que determine el estado económico de un país es prácticamente un contrasentido. Muestra claramente como esta magnitud escalar admite distorsiones evidentes admitiendo que una magnitud vectorial sería de mucha más utilidad.

Si es cierto que hay que notar cierta ingenuidad en el autor cuando afirma sorprendido que estas cifras de la economía son utilizadas por la política… ¿Hay manera de separar política de economía?

Qué notable que pueda plantear esto en un momento de inflexión de la historia económica mundial, así como el comienzo del auge de escuelas económicas como los Chicago Boys de Milton Friedman es de notar.